viernes, 3 de octubre de 2008

Adolescencia Temprana

UNIVERSIDAD CATÓLICA

LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

CON ÉNFASIS EN ORIENTACIÓN

ORIENTACIÓN DEL ADOLESCENTE

PROFESOR: NANCY CASTRO HERNÁNDEZ

“INFORME ESCRITO SOBRE ADOLESCENCIA TEMPRANA

III CICLO 2008.



LA ADOLESCENCIA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

El concepto de “adolescencia” viene de palabra antiguo.

Desde la antigüedad Aristóteles señalaba ciertas características negativas en el adolescente:

Está lleno de pasión y de deseo sexual, es irascible y propenso a dejarse llevar por sus impulsos. No obstante, añade que el adolescente es caritativo, confiado, seguro de sus afirmaciones y con elevadas aspiraciones.

Después de Aristóteles, otros muchos autores han hecho observaciones a propósito de esta etapa de la vida humana, Sin embargo, la adolescencia no había recibido una atención sistemática hasta los mismos comienzos del siglo XX.

Stanley Hall marca el comienzo del estudio científico de la adolescencia con la publicación en 1904 de un voluminoso tratado sobre esta etapa. Su teoría reitera la idea de que la adolescencia es un puente entre los años “salvajes” de la niñez y la fase “civilizada” de la edad adulta. Por tanto se espera que la adolescencia sea un período de turbulencia, pasión, sufrimiento y rebeldía contra el mundo adulto.

Sigmund Freíd, explica la adolescencia como el restablecimiento de los impulsos sexuales perdidos en la niñez. Su conclusión es que estos cambios traen consigo trastornos internos en la vida del adolescente: ansiedad, aislamiento, confusión y culpabilidad.

Margaret Mead, fue quien primero llamó la atención sobre el problema de asociar adolescencia y crisis. Sus estudios etnográficos en Samoa y Nueva Guinea la llevaron a concluir que la adolescencia, como etapa turbulenta, es exclusiva de ciertas sociedades y que tal concepto no existe en otras culturas, como las de ciertas islas del Pacífico.

Eric Ericsson entendió la adolescencia como el momento en que el joven trata de resolver cuestiones como:

¿Quién soy?

¿A qué me dedicaré?

¿Aceptó o no las ideas de la generación anterior?

Se trata del período de búsqueda de la identidad personal. Unos resuelven el problema fácilmente, otros tardan años, pero todos tienen que plantearse estas preguntas.

Jean Piaget enfatizó el aspecto intelectivo de la adolescencia como etapa culminante del desarrollo intelectual, que dota a cada individuo de las aptitudes mentales necesarias para adentrarse en las complejidades del conocimiento. Pasada la adolescencia el sujeto ya piensa como adulto.

Es importante rescatar que los cambios que se viven en la adolescencia dependen de las diferencias individuales muy grandes, lo que hace que para algunos sea un período de gran turbulencia, mientras para otros puede resultar una etapa normal y carente de dificultades serias.

IMÁGENES PARA ESTA PARTE:

FREUD

MARGARET

PIAGET

LA ADOLESCENCIA TEMPRANA

Objetivos de la investigación de Yolanda Moreno Sigüenza

El objetivo del presente trabajo consiste en estudiar el estilo de vida relacionado con la salud y el autoconcepto durante la adolescencia temprana.

Introducción

La adolescencia constituye el periodo de transición de la niñez a la edad adulta. Este periodo quedaría enmarcado en la segunda década de la vida. No obstante, si bien el inicio de este periodo está claramente delimitado por la pubertad, no ocurre lo mismo con el fin de la adolescencia, ya que este momento suele estar determinado por factores sociales como la independencia económica, la incorporación al mundo laboral, la independencia de la familia de origen y/o el matrimonio (Elliot y Feldman, 1990).

Este periodo puede subdividirse en tres subetapas: temprana, media y tardía (Elliot

y Feldman, 1990). La adolescencia temprana abarca de los 10 a los 14 años aproximadamente y es cuando se producen los principales cambios físicos y sociales que tienen lugar con la llegada de la pubertad, se inicia la maduración y aparece un interés creciente por los miembros del otro sexo.

Durante la adolescencia pueden desempeñar funciones de afrontamiento de demandas sociales, en la familia, en el grupo de iguales, en la escuela, en las actividades de tiempo libre, etc. A menudo, las conductas de riesgo para la salud no son percibidas por los adolescentes como un problema, ya que fumar, abusar del alcohol, la falta de ejercicio físico y otros hábitos que suelen iniciarse en la adolescencia tienen consecuencias para la salud que, normalmente, sólo son visibles posteriormente (Hurrelmann y Lösel, 1990).

La adolescencia puede ser vista como un periodo de lucha por la independencia y madurez, como un tiempo de separación del control adulto. Por tanto, las conductas pueden adoptarse como formas de expresar un estatus parecido al de los adultos o una rebelión contra los valores adultos.

Además, la adolescencia es un periodo clave en el desarrollo del autoconcepto. Los cambios físicos, cognitivos y sociales que tienen lugar en esta etapa amenazan la estabilidad del autoconcepto. Se amplía el número de contextos en los que se desenvuelve el adolescente; contextos en los que tiene que desempeñar diversos roles y que le permiten recibir una información más diversa acerca de sí mismo. Las conductas relacionadas con la salud pueden adoptarse como una forma de experimentar con distintas identidades, en las que dichas conductas pueden expresar o llevar a cabo un conjunto de atributos o características. Además, la adolescencia puede ser vista como un periodo en el que las relaciones con los pares son especialmente importantes (Coleman, 1980). Así, los adolescentes pueden adoptar diversas conductas como una forma de transmitir una imagen social particular a una audiencia de iguales. Por tanto, el autoconcepto y los motivos sociales pueden determinar la elección de conductas particularmente importantes en este grupo de edad.

CONDUCTAS RELACIONADAS CON LA SALUD EN LA ADOLESCENCIA

TEMPRANA

Esta es una visión del panorama actual respecto al proceso de adquisición, desarrollo y mantenimiento de las conductas relacionadas con la salud en la adolescencia temprana.

Para ello se hace referencia principalmente a:

Consumo de alcohol en la adolescencia temprana

La experimentación con conductas de riesgo para la salud, y en concreto con el consumo de sustancias, puede considerarse como parte del proceso de crecimiento, desarrollo y socialización de la adolescencia. Entre todas estas conductas cobra una especial relevancia el consumo de alcohol, ya que diversos autores coinciden en que el consumo de alcohol constituye el primer paso en el consumo de sustancias. Así, Kandel (1975) considera que durante la adolescencia tiene lugar un proceso de progresión en el consumo de sustancias, en el cual la primera etapa es el consumo de vino o cerveza, la segunda el consumo de tabaco o de bebidas alcohólicas de mayor graduación, la tercera es el consumo de marihuana y la última el consumo de otras drogas ilegales.

El consumo de alcohol se inicia a edades tempranas, entre los 11 y los 13 años y, generalmente, dentro del contexto familiar. La información procedente de diversos estudios revela que a los 11 años más de la mitad de los jóvenes de distintos países ha probado el alcohol. Con la edad aumenta el porcentaje de adolescentes que han probado el alcohol, de forma que a los 15 años entre el 80% y el 100% de los jóvenes de distintos países lo han probado.

Algo que caracteriza el consumo de alcohol en la adolescencia, y que lo diferencia del consumo en la edad adulta, es la actitud de los jóvenes hacia esta sustancia. El consumo de alcohol en general, y en concreto las borracheras, tiene connotaciones positivas para los adolescentes. De hecho muchos adolescentes beben deliberadamente para emborracharse.

Algunos estudios han encontrado una relación significativa entre el consumo de alcohol en la adolescencia y el nivel socioeconómico. En general, los estudios coinciden que las tasas más elevadas de consumo de alcohol en la adolescencia se dan en las clases sociales media y alta.

Consumo de tabaco en la adolescencia temprana

El tabaco es una de las drogas que más ha acaparado la atención de los investigadores por los múltiples efectos nocivos que tiene sobre la salud, destacando entre ellos el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.

El comienzo y la implantación del hábito de fumar parece seguir una serie de etapas definidas. La primera etapa es la denominada “preparatoria o contemplativa”. En esta etapa se forman las actitudes y creencias sobre el tabaco. En ellos, los niños y adolescentes pueden empezar a ver diferentes utilidades al tabaco, como un modo de parecer más maduros, de afrontar situaciones de estrés, de vincularse a un grupo de iguales, o de mostrar independencia. La siguiente es la etapa de “aproximación” e incluye las primeras veces que un niño o adolescente fuma. La siguiente etapa, de “experimentación”, incluye el consumo repetido pero irregular de tabaco, que se da generalmente en situaciones determinadas y/o con personas determinadas.

Posteriormente, el “uso regular” ocurre cuando un adolescente fuma regularmente, en una variedad de lugares y con una variedad de personas. La última etapa es la “adicción”, que implica una necesidad fisiológica de consumir nicotina. Generalmente, el proceso, desde la primera aproximación al tabaco hasta el uso regular y la dependencia, suele tardar un promedio de dos a tres años.

Según el informe internacional de la OMS, el periodo comprendido entre los 11 y los 15 años es crítico en lo que al inicio del consumo de tabaco se refiere. A los 11 años, en la mayoría de los países, son menos del 20% los jóvenes que informan haber probado el tabaco. Este porcentaje se eleva al 40-50% a los 13 años y al 60-70% a los 15.

Consumo de drogas no institucionalizadas en la Adolescencia temprana

La droga no institucionalizada de mayor consumo entre los adolescentes es la cannabis, siendo la droga preferida por debajo del alcohol y del tabaco.

La cannabis no es en sí misma adictiva y no está asociada con ningún daño para la salud a largo plazo. Sin embargo es una sustancia ilegal y, por tanto, muchos de los problemas asociados con su consumo proceden de causas sociales más que médicas. De hecho, la cultura propia de los jóvenes niega que la cannabis sea perjudicial; incluso es vista como menos peligrosa que el alcohol, tanto en términos de cantidades consumidas como por el hecho de que es menos probable que provoque conductas violentas. De los resultados de las investigaciones realizadas en distintos países, se desprende que entre el 35% y el 45% de los jóvenes de 15 años han consumido cannabis.

La alimentación en la adolescencia temprana

Llevar una dieta sana y equilibrada es fundamental durante todo el ciclo vital, ya que contribuye claramente a nuestro bienestar físico y emocional, y a la posibilidad de gozar de una vida larga y saludable (King et al., 1996). Sin embargo, durante la adolescencia temprana esta necesidad es aun mayor, ya que durante esta etapa se produce un fuerte crecimiento y, además, se consolidan nuestros hábitos alimentarios. Además, la adolescencia se ha convertido en un momento de riesgo nutricional debido a la influencia de los medios de comunicación y de la sociedad en general que, por una parte, presentan la delgadez como algo muy deseable y asociado al éxito personal y social y, por otra parte, invitan a los jóvenes a consumir gran variedad de alimentos de escaso valor nutricional y alto contenido calórico.

Los problemas asociados con la alimentación pueden venir por exceso de consumo, por consumo insuficiente o por consumo poco equilibrado o irregular. El retraso del crecimiento y de la maduración sexual son las principales consecuencias físicas de una dieta pobre en algunos nutrientes básicos durante la adolescencia mientras que el exceso de consumo está claramente relacionado con la prevalencia de obesidad, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Una dieta equilibrada debe proveer al organismo de las cantidades adecuadas de todos los nutrientes esenciales (proteínas, hidratos de carbono, lípidos, vitaminas, minerales y agua) y, al mismo tiempo, debe minimizar el riesgo de las enfermedades ocasionadas por el consumo excesivo.

ist2_5254639_teen_blogger_punk_boyLa actividad física en la adolescencia temprana

Diversas investigaciones han mostrado una fuerte relación entre el estatus de salud y la actividad física, el deporte y el ejercicio físico, incluido durante la infancia y la adolescencia y Las potenciales consecuencias negativas a largo plazo de un estilo de vida sedentario también han sido ampliamente documentadas.

La investigación previa ha demostrado que la actividad física moderada mejora el bienestar físico, mental y social. La práctica de actividad física durante la infancia y la adolescencia reduce los factores de riesgo de padecer enfermedades coronarias en la edad adulta. El ejercicio físico y el deporte, además de ser importantes tipos de conductas de salud, constituyen importantes áreas de socialización para los jóvenes.

El análisis de las características actuales de la práctica de la actividad física, ejercicio físico y/o deporte se va a llevar a cabo atendiendo a la actividad que los adolescentes desarrollan en el periodo extraescolar. Y ello, fundamentalmente, porque los estudios realizados sobre la cantidad de práctica de actividad física de los adolescentes durante el horario escolar indican que dicha actividad no es suficiente para producir beneficios de salud óptimos.

Relación entre las conductas relacionadas con la salud en la adolescencia temprana

De entre las conductas que ponen en riesgo la salud, aquellas que hacen referencia al consumo de sustancias mantienen una estrecha relación entre sí. En distintos trabajos se desprende que el consumo de cualquier sustancia está asociada con el consumo de otras drogas. De hecho, el consumo de tabaco, de alcohol y de drogas ilegales suele agruparse en un factor en los trabajos realizados en distintos países con adolescentes en los que se encuentra que el consumo de alcohol predice mejor el consumo de otras sustancias que cualquier otra característica conductual o dimensión de la autoestima.

Un estudio longitudinal de 12 años de duración (1969-1981) realizado por Jessor (1984), con una muestra de 400 adolescentes que estaban en el instituto en 1969, informó que cuando los jóvenes son clasificados como bebedores problema, esta conducta está asociada con el consumo de otras conductas problema como el consumo de marihuana o conductas delictivas. Cuando una conducta como el beber se convierte en un problema para un joven, Jessor considera que el joven manifiesta escepticismo hacia los valores sociales, rechazo de las normas y no conformidad. También señaló que cuando un joven tiene una conducta problema como el beber, ésta se mantiene estable con el tiempo.

La frecuencia de consumo de tabaco o de marihuana está inversamente relacionada con la actividad deportiva entre los adolescentes. Estos resultados son consistentes con los de investigaciones previas en las que el consumo de tabaco y otras drogas estaba negativamente relacionado con la participación en actividades extracurriculares, tales como la práctica de deporte.

EL AUTOCONCEPTO EN LA ADOLESCENCIA TEMPRANA

El contenido de las autodescripciones en la adolescencia temprana está formado por los atributos que favorecen las relaciones interpersonales y las destrezas sociales que influyen en las interacciones con los otros o en su atractivo social. Además, también incluye competencias tales como las habilidades académicas (p.e., ser inteligente) así como sus efectos. La organización de dichas autodescripciones está marcada por los procesos de diferenciación y de integración del autoconcepto.

Diferenciación del autoconcepto

Durante la adolescencia temprana tiene lugar la construcción de distintos sí mismos (selves) que varían en función del contexto social. Esta variedad de sí mismos incluye el self con el padre, con la madre, con los amigos, así como el self en el rol de estudiante, el self como deportista, etc. . Por ejemplo, el adolescente puede ser alegre y alborotador con los amigos, inteligente, curioso y creativo como estudiante, y tímido e introvertido con gente que no conoce.

Esta diferenciación puede llevarse a cabo gracias al desarrollo cognitivo que tiene lugar en este periodo del ciclo vital. La presión social también contribuye activamente al desarrollo de dicha diferenciación del self. Conforme el individuo va creciendo, es más probable que sea tratado de forma diferente en los distintos contextos. Harter y colaboradores han mostrado que la coincidencia de los atributos del self generados en distintos contextos sociales disminuye notablemente conforme el adolescente va creciendo.



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Integración del autoconcepto

Una de las habilidades cognitivas recién adquiridas en esta etapa consiste en la capacidad de integrar varias descripciones de sí mismo en generalizaciones de orden superior Así, por ejemplo, un joven que se perciba como alborotador, hablador y simpático puede considerarse a sí mismo como extrovertido. Estas generalizaciones abstractas del self son inobservables e hipotéticas. En otras palabras, requieren inferencias sobre las características latentes de uno mismo.

A medida que las autodescripciones se convierten en abstracciones, y dejan más de lado a los rasgos observables y concretos, son más susceptibles a la distorsión. De este modo, el autoconcepto del adolescente es más difícil de verificar y, muy a menudo, es menos realista. Los adolescentes pueden desarrollar autoconceptos inexactos que les pueden conducir a conductas inadaptadas. Por ejemplo, un adolescente puede sobrestimar su capacidad en algún dominio y comprometerse con actividades en las que está condenado al fracaso, o por el contrario, puede infravalorar sus capacidades y, como consecuencia, evitar los desafíos o las actividades en las que puede obtener buenos resultados.

En esta etapa aun no se han adquirido las destrezas necesarias para aplicar el pensamiento hipotético-deductivo a los postulados del self. El joven adolescente puede tener múltiples hipótesis sobre el self, pero todavía no posee la habilidad de deducir correctamente cuáles son ciertas, lo cual le puede llevar a autopercepciones distorsionadas.

Además, el pensamiento todo-o-nada, en forma de sobregeneralizaciones que el joven adolescente no puede controlar cognitivamente, también contribuye a autodescripciones norealistas ya que, en un momento concreto el adolescente puede sentirse totalmente inteligente, mientras que en otro momento determinado puede sentirse como un tonto.

Estas abstracciones sobre el self constituyen representaciones compartimentalizadas; esto es, son bastante distintas unas de otras (Case, 1985; Fischer, 1980; Higgins, 1991). En palabras de Fischer (1980), constituyen “abstracciones simples”, que están sobre-diferenciadas y, por tanto, el joven adolescente sólo puede pensar en cada una de ellas como atributos del self aislados. Según la Teoría Cognitiva del Desarrollo de Fischer (1980), en la adolescencia temprana los sujetos pueden realizar abstracciones pero todavía no tienen la capacidad de compararlas. Es por esto, que denomina a este periodo etapa de las abstracciones simples. Para Fischer, este nuevo nivel de pensamiento abstracto trae consigo una falta de “control cognitivo” y, como resultado, los adolescentes en el nivel de las abstracciones simples sólo pueden pensar en atributos del self aislados.

Por tanto, aunque en este periodo vital los jóvenes disponen de la habilidad cognitiva necesaria para realizar abstracciones, todavía no disponen de la habilidad cognitiva para comparar simultáneamente estos atributos y, por consiguiente, tienden a no detectar, o a no estar interesados en autodescripciones que son potencialmente opuestas (extravertido vs. introvertido, deprimido vs. alegre). Esta compartimentalización de las abstracciones evita la aparición de conflictos por el hecho de que ciertos atributos del self puedan ser contradictorios (Harter y Monsour, 1992). Además, reduce la posibilidad de que los atributos negativos puedan extenderse o generalizarse a otras esferas (Linville, 1987;

Simmons y Blyth, 1987). Así, aunque la construcción de múltiples selves proporciona la base para que los atributos sean contradictorios, muchos jóvenes adolescentes no identificancontradicciones o experiencias de conflicto, dada la estructura compartimentalizada de sus autorrepresentaciones abstractas.

Influencia de la edad, el género y el nivel socioeconómico

Sobre el autoconcepto en la adolescencia temprana

La influencia que determinadas variables sociodemográficas tienen sobre el autoconcepto/autoestima ha suscitado el interés de muchos investigadores. Las variables que han acaparado la mayor atención han sido la edad, el género y el estatus socioeconómico.

A continuación haremos un breve repaso de la investigación realizada acerca de la relación que la edad, el género y el nivel socioeconómico mantienen con el autoconcepto/autoestima en la adolescencia temprana.

Influencia De La Edad

En general, la literatura refleja un aumento de la autoestima con la edad. Sin embargo, en la adolescencia temprana se produce un descenso: a los 11 años la autoestima empieza a bajar, llegando a su nivel más bajo a los 13 años aproximadamente. Este declive de la autoestima puede deberse a los cambios de la pubertad, así como al cambio del ambiente escolar que tiene lugar a esta edad. Una vez que el individuo se adapta a estas transformaciones la autoestima aumenta de nuevo.

Influencia del género

Gran parte de la investigación coincide en que las chicas tienen menor autoestima que los chicos en la adolescencia temprana. Por otra parte, respecto a las diferencias de género en las dimensiones del autoconcepto, podemos decir que algunas de estas diferencias favorecen a los chicos y otras a las chicas. El dominio del autoconcepto en el que aparece un mayor efecto del género es el dominio físico. Los resultados de las investigaciones revelan que en la adolescencia los chicos tienen percepciones más positivas acerca de su competencia deportiva y de su apariencia física. Sin embargo en el caso de las competencias sociales y cognitivas las chicas tienen autopercepciones más positivas que los chicos. Así pues, distintos trabajos han encontrado autopercepciones más positivas de las chicas en los dominios de amistad íntima y de comportamiento. Hay autores que dentro del dominio académico distinguen entre distintos tipos de competencias. Estos estudios han informado que los chicos tienen mayor autoconcepto que las chicas en el dominio de las matemáticas, mientras que las chicas tienen mayor percepción de competencia en el dominio verbal y de lectura.

Influencia del nivel socioeconómico

Han sido menos los trabajos que han estudiado la relación entre el nivel socioeconómico y los dominios del autoconcepto, pero los resultados parecen indicar una ausencia de relación; únicamente el autoconcepto en el dominio académico muestra, en algunos trabajos, una relación significativa y positiva con la clase social. Así, Ridley (2001) encuentra en la renta familiar (como indicador de la clase social) un fuerte predictor del autoconcepto en el dominio académico –evaluado con la Escala de Autoconcepto para Niños de Piers-Harris (Piers, 1984; Piers y Harris, 1964). Estos resultados van en la misma dirección que los obtenidos por Hoare, Elton, Greer y Kerley (1993) con una muestra de 8 a

15 años. Estos autores evalúan las dimensiones del autoconcepto mediante una versión modificada del Perfil de Autopercepciones para Niños o SPPC (Harter, 1985) y encuentran que únicamente la percepción de la competencia académica en los chicos está relacionada con la clase social (operacionalizada a través de la ocupación de los padres), de manera que a medida que disminuye la clase social, disminuye la competencia académica. Sin embargo, en la literatura también aparecen trabajos que no encuentran diferencias en ningún dominio del autoconcepto entre grupos de diferente nivel socioeconómico, como el llevado a cabo por Kalanek (1997) con el Cuestionario de Autoestima (SEQ) de Dubois, Felner, Brand y

Phillips (1996), el cual evalúa el autoconcepto en los dominios académico, deportivo, general, de iguales y de imagen corporal.

Hipótesis planteadas en la Investigación

En base a los trabajos previos realizados y en función de los objetivos planteados y el fundamento teórico, podemos formular las siguientes hipótesis:

Hipótesis 1. Durante la adolescencia temprana se produce el inicio de las conductas de riesgo para la salud y una disminución de las conductas promotoras de la salud, de tal modo que:

Hipótesis 1.1. Se inicia el consumo de tabaco, alcohol y cannabis, y este consumo se incrementa con la edad.

Hipótesis 1.2. El consumo de alimentos sanos disminuye y, a la vez se, produce un aumento del consumo de alimentos insanos.

Hipótesis 1.3. La práctica de actividad física y deporte disminuye con la edad.

Hipótesis 2. Existen diferencias por género en algunas de las variables del estilo de vida saludable:

Hipótesis 2.1. Los chicos experimentan con el tabaco antes que las chicas.

Hipótesis 2.2. A los 15 años las chicas consumen tabaco con más frecuencia que los chicos de esta edad.

Hipótesis 2.3. Los chicos consumen alcohol y cannabis en mayor medida que las chicas.

Hipótesis 2.4. Las chicas consumen alimentos sanos en mayor medida que los chicos y alimentos insanos en menor medida que éstos.

Hipótesis 2.5. Las chicas son menos activas físicamente que los chicos.

Hipótesis 3. Existen variables socioeconómicas que influyen sobre algunas de las variables del estilo de vida saludable:

Hipótesis 3.1. El consumo de tabaco se da en mayor medida entre adolescentes de nivel socioeconómico bajo, mientras que el consumo de alcohol y cannabis es más frecuente entre adolescentes de nivel socioeconómico medio o alto.

Hipótesis 3.2. El consumo de alimentos sanos se da en mayor medida entre adolescentes de nivel socioeconómico elevado.

Hipótesis 3.3. Los adolescentes de un nivel socioeconómico más elevado practican actividad física y deporte en mayor medida.

Hipótesis 4. Las conductas que componen el estilo de vida saludable están relacionadas entre sí:

Hipótesis 4.1. Los comportamientos saludables se relacionan positivamente entre sí, y los que hacen referencia a conductas de riesgo para la salud también se relacionan positivamente entre sí. Las conductas de riesgo y las conductas saludables se relacionan negativamente entre sí.

Hipótesis 5. A lo largo de la adolescencia temprana, las puntuaciones de los jóvenes en autoestima (autovalía global) y en las dimensiones del autoconcepto disminuyen ligeramente.

Hipótesis 6. Existen diferencias de género en la autoestima y en las dimensiones del

autoconcepto:

Hipótesis 6.1. Los chicos poseen puntuaciones más altas que las chicas en la autoestima (autovalía global) y en las dimensiones relacionadas con el self físico, que son la apariencia física y la competencia deportiva.

Hipótesis 6.2. Las chicas poseen puntuaciones más altas que los chicos en la competencia académica y en el comportamiento/conducta.

Hipótesis 7. El nivel socioeconómico influye sobre el autoconcepto/autoestima.

Hipótesis 7.1. Los adolescentes con un nivel socioeconómico más elevado presentan una autoestima más positiva.

Hipótesis 7.2. La dimensión del autoconcepto que refleja en mayor medida la influencia del nivel socioeconómico es la competencia académica. Los adolescentes de mayor nivel socioeconómico presentan puntuaciones más elevadas en este dominio.

Hipótesis 8. Las percepciones en los diferentes dominios del autoconcepto influyen positivamente en el nivel de autoestima (autovalía global) de los adolescentes:

Hipótesis 8.1. Los diferentes dominios del autoconcepto se relacionan positivamente entre sí y con la autoestima (autovalía global).

Hipótesis 8.2. Algunos dominios del autoconcepto poseen una mayor influencia en la autoestima (autovalía global) de los adolescentes. Por orden de importancia serían: la apariencia física, la aceptación social, la competencia deportiva y el comportamiento/ conducta.

Hipótesis 9. El autoconcepto multidimensional influye sobre el estilo de vida saludable de los adolescentes, de tal modo que:

Hipótesis 9.1. La competencia deportiva y la apariencia física influyen positivamente sobre la práctica deportiva

Referencias Bibliográficas

Mendoza, J (1998). Para adolescentes y Padres. Editorial SAFELIZ, Madrid.

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